Diseñadores industriales de la Universidad de Buenos Aires desarrollaron Aerosol Box. Se trata de un recinto transparente que aísla la cabeza del paciente y retiene las partículas que este pueda expulsar mientras se realizan maniobras invasivas en sus vías aéreas.
A partir de un diseño con un software taiwanés de código abierto, un grupo de diseñadores industriales de la Universidad de Buenos Aires desarrolló Aerosol Box. Se trata de un recinto transparente que aísla la cabeza del paciente y retiene las partículas que este pueda expulsar mientras los profesionales de la salud realizan maniobras en sus vías aéreas.
El producto tiene el objetivo de proteger a los trabajadores sanitarios. Fue producido localmente gracias al apoyo de la Fundación Horizonte de Máxima, que brindó el aval jurídico y la estructura necesaria para que el proyecto pudiera concretarse y crecer.
En diálogo con Océano Medicina Magazine, Santiago Bouzat, uno de los diseñadores a cargo, sostiene que la iniciativa actúa como nexo entre proveedores locales y hospitales o centros de salud que requieren del dispositivo pero no pueden costearlo.
-Una médica del hospital Pirovano (Ciudad de Buenos Aires), vio un modelo taiwanés de Aerosol Box y le consultó a Sofía, una de las integrantes del equipo de diseñadores, si se podía producir localmente. Entonces, tomando como referencia ese modelo, realizamos ciertas adaptaciones. Luego testeamos el diseño con médicos, buscamos proveedores y, finalmente, concretamos dos nuevos modelos. Cada uno se fabrica con un proveedor distinto. Uno tiene la forma de un casco de astronauta y el otro es una caja curvada.
-Los dos modelos que trabajamos tienen la misma medida. De hecho, tenemos manuales de uso con esas medidas. En general, trabajamos con dimensiones estándar. Aunque hemos tenido la oportunidad de charlar con los proveedores para realizar modificaciones leves que respondían a necesidades puntuales.
-Desde que comenzamos el proyecto llevamos producidas 160 unidades, las cuales fueron distribuidas en más de 80 centros de salud. La mayoría de estos se ubican dentro del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). De los hospitales públicos de alta complejidad de Capital Federal, llegamos a cubrir casi la mitad. Por ejemplo, el Garrahan, Pirovano, Argerich y Durand, entre otros. También abastecimos a algunas instituciones privadas.
-En el último tiempo, cuando se liberó el correo, se ampliaron las posibilidades. Comenzamos un proceso de federalización del proyecto. Las Aerosol Box llegaron a provincias como Salta, Santa Fe, Catamarca y Neuquén.
-En AMBA tenemos el contacto de un ambulancista, José, que distribuye los dispositivos a las instituciones. Para llegar a distintas provincias, en cambio, vamos contactándonos con diversos servicios de fletes.
-El proyecto tiene el objetivo de abastecer a instituciones que no pueden costear su Aerosol Box. Entonces, el personal de salud se pone en contacto con nosotros y nos informa que se necesita incorporar este equipamiento. Tenemos una lista de espera y, a medida que ingresan los fondos a través de donaciones de particulares o empresas, vamos fabricando y distribuyendo el equipamiento a los centros de salud que lo solicitaron. Por otro lado, con algunas instituciones privadas se realiza una donación direccionada. En estos casos, el precio que pagan las instituciones responde al valor del costo de producción que incluye el valor de la materia prima, los proveedores y el traslado.
-Actualmente, nos encontramos trabajando en el desarrollo de prototipos que garanticen ciertas condiciones de seguridad en rubros ligados a la estética, la odontología y otros sectores que vieron pausada su actividad a raíz de la pandemia de COVID-19.
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