La farmacorresistencia a la tuberculosis, por ejemplo, ya causa alrededor de 250.000 muertes al año.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) teme que una nueva epidemia mortal pueda brotar en el mundo matando a millones de personas. Aunque puede prevenirse.
Se trata de la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos, sumado a una grave falta de nuevos antibióticos en fase de desarrollo para combatirla.
Así lo hizo saber la OMS en su informe Antibacterial agents in clinical development – an analysis of the antibacterial clinical development pipeline, including tuberculosis. “La mayoría de los fármacos que se están desarrollando son modificaciones de clases de antibióticos ya existentes que ofrecen soluciones solamente a corto plazo (…) Hay muy pocas opciones terapéuticas posibles para las infecciones resistentes a los antibióticos señaladas por la OMS como las mayores amenazas para la salud, y que incluyen la tuberculosis farmacorresistente, que causa alrededor de 250.000 fallecimientos cada año”, reza parte del texto.
La nota informativa de la OMS cuenta con una declaración de su Director General, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus: “la resistencia a los antimicrobianos es una emergencia para la salud mundial que comprometerá gravemente el avance de la medicina moderna. Hay una necesidad urgente de aumentar la inversión en investigación y desarrollo para luchar con las infecciones resistentes a los antibióticos, entre ellas la tuberculosis. De otro modo, volveremos a los tiempos en que la gente temía contraer infecciones habituales y ponía en riesgo su vida si se sometía a intervenciones quirúrgicas sencillas”.
Junto a las bacterias causantes de la tuberculosis multirresistente, la OMS identificó hasta el momento 12 clases de patógenos prioritarios –algunos causantes de infecciones frecuentes como la neumonía o las infecciones en las vías urinarias– “que son cada vez más resistentes a los antibióticos existentes y requieren con urgencia nuevos tratamientos”
Pero no todo está perdido. Hay, al menos, 51 nuevos antibióticos y biofármacos en desarrollo clínico “que se podrían utilizar para tratar infecciones causadas por los patógenos resistentes a los antibióticos más prioritarios”, además de la tuberculosis y las enfermedades diarreicas ocasionadas por Clostridium difficile, que pueden ser mortales. De esos, por ahora, solo 8 tiene potencial terapéutico como tratamientos innovadores que se conviertan en alternativas válidas a los antibióticos actuales.
“Hay una grave falta de opciones terapéuticas para Mycobacterium tuberculosis multirresistente y ultrarresistente y contra bacterias gramnegativas, entre ellas enterobacterias (como Klebsiella y E. coli) y Acinetobacter, que pueden causar infecciones de gravedad –con frecuencia mortales– y son especialmente peligrosas en los hospitales y las residencias de ancianos”, dice el informe de la OMS. “Además, hay muy pocos antibióticos en fase de desarrollo que se podrán administrar por vía oral, a pesar de que estas formulaciones son muy necesarias para tratar las infecciones fuera de los hospitales y en lugares de escasos recursos”, destaca.
La resistencia a los antibióticos es un fenómeno natural potenciado por el uso (o abuso) inadecuado de los fármacos. Recientemente, la evidencia demuestra que el tratamiento para tratar la neumonía, la tuberculosis, la septicemia y la gonorrea ha perdido eficacia, generando estancias hospitalarias prolongradas, más costos médicos y la amenaza de que lesiones menores vuelvan a ser mortales.
La OMS hace un llamado para que investigadores y empresas farmacéuticas desarrollen “urgentemente” antibióticos nuevos contra esas infecciones muy graves que pueden matar a pacientes en cuestión de días. Por ello, la institución estableció junto a la Iniciativa Medicamentos para las Enfermedades Desatendidas (DNDi) la “Global Antibiotic Research and Development Partnership (GARDP)” o “Alianza mundial de investigación y desarrollo de antibióticos”. El pasado 4 de septiembre, Alemania, Luxemburgo, los Países Bajos, el Reino Unido, Sudáfrica, Suiza y el Wellcome Trust se comprometieron a destinar más de € 56 millones a este objetivo.
“No obstante, la obtención de nuevos tratamientos no bastará para combatir la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos. La OMS trabaja con los países y los asociados para mejorar la prevención y el tratamiento de las infecciones y para promover el uso correcto de los antibióticos disponibles actualmente y en el futuro. Además, la Organización está elaborando directrices sobre el uso responsable de los antibióticos en los sectores de la salud humana, animal y en la agricultura y la ganadería”, concluye el informe.
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