Desde 1973, todos los 20 de octubre se conmemora en Argentina el Día Nacional de la Pediatría. La fecha recuerda la fundación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ocurrida en 1911. Pero permite, además, resaltar el trabajo que realizan en todo el territorio los y las profesionales que eligieron tan noble especialidad.

“Los pediatras tenemos labores que cumplir cerca de las familias argentinas, repitiendo una y otra vez los gestos esenciales de nuestra profesión: ayudar, acompañar, consolar, curar tal vez”, comentaba el reconocido pediatra Dr. Carlos Gianantonio (1926-1995). Los tiempos cambian, pero por lo visto aún sigue marcada a fuego esa máxima en el espíritu de los y las pediatras que ejercen en el país. Basta con reparar en lo que la Dra. María Laura Llorca, pediatra del Hospital de Niños Víctor José Vilela (Rosario), le cuenta a Océano Medicina: “Al final de la jornada laboral, más allá del cansancio, el agotamiento y el sueño, siempre reconforta saber que ayudaste, curaste, aliviaste, o simplemente acompañaste a alguien”.

Parece coincidir en eso la Dra. Rocío D’Ambrosio. Ella fue residente y jefa de residentes en el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde (CABA). Actualmente se desempeña en una unidad sanitaria de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires. “Resulta gratificante saber que los niños y niñas se sintieron escuchados y escuchadas”, contesta cuando se le interroga acerca de las cosas que rescata de su trabajo diario.

Tiempos difíciles para la pediatría argentina

“A los pediatras, como expertos en vida joven, los tiempos nos piden asombro, curiosidad, interés y compromiso” decía en su momento el Dr. Gianantonio. La actualidad, marcada aún por la pandemia de COVID-19, pone además a prueba la vocación de los y las profesionales. “Hoy formar parte del sistema de salud, particularmente en el sector asistencial, resulta bastante desgastante”, comenta la Dra D’Ambrosio. Y agrega que además “los especialistas deben recurrir al pluriempleo para llegar a fin de mes”.

Para la Dra. Llorca resulta increíble que el personal de salud no sea hoy una prioridad. “No lo fuimos durante los momentos más agudos de la pandemia, me cuesta creer que en algún momento lo vayamos a ser”, se lamenta. Menciona al desabastecimiento de insumos, la falta de contratación de personal, los sueldos indignos y las eternas jornadas laborales, como los principales factores que atentan conta un óptimo ejercicio de la pediatría.

La pauperización de la profesión ya fue señalada recientemente en un comunicado de la SAP. Allí además se expresa preocupación por lo que sucede a nivel nacional en las residencias médicas de pediatría. En la actualidad existen numerosas vacantes que quedan sin adjudicar en clínica pediátrica, neonatología y terapia intensiva pediátrica. Para la entidad, el sistema de residencias médicas -en ámbitos de formación supervisados, correctamente remunerados, respetuosos y seguros- constituye la mejor opción para la formación de especialistas.

“Como ocurre en otras especialidades, quienes ejercemos la pediatría venimos viendo que el médico recién recibido ya no quiere realizar una residencia médica”, comenta la Dra. Llorca. Y agrega que en ese ámbito existe “muchísima carga horaria, excesivas responsabilidades, escaso tiempo libre, además de una pobre remuneración”. Desde la SAP también alertan acerca de esta grave situación y llaman a la reflexión y participación activa de cada uno de los sectores involucrados. “El futuro de la pediatría y de la atención de los niños, niñas y adolescentes en nuestro país requiere de una pronta solución que asegure una formación remunerada, digna y de calidad científico-técnica”, aseguran desde la entidad.

Seguir disfrutando de la pediatría

“La pediatría es una actividad humilde. Se trata de gente que quiere hacer algo y hacerlo bien y se siente feliz al hacerlo”, manifestaba el Dr. Gianantonio. Para la Dra. Llorca, no existe nada más hermoso que trabajar con niños. Comenta que decidió ser pediatra al final de su formación como médica: “Siempre decía que yo no podía atender un paciente que no pudiera expresarme lo que le pasa”, recuerda. Luego relata que durante su entrenamiento como especialista aprendió a entenderlos, interpretarlos, descifrarlos, saber qué les ocurre y hacer algo con eso.

“De mis pacientes admiro la capacidad de resiliencia que tienen, las ganas de salir adelante, de afrontar patologías súper complejas, siempre con esperanza y con una sonrisa”, dice la Dra. Llorca.

A la Dra. D’Ambrosio lo que más le agrada de su ejercicio profesional en la pediatría es poder realizar un seguimiento longitudinal de sus pacientes. Le gusta enfocarse en ellos y ellas, y acompañar a las familias en su crecimiento y desarrollo como grupo. “Pido poder seguir disfrutando la profesión que elegimos y que amamos, pero con el reconocimiento que se merece”, le dice a Océano Medicina. No parece una solicitud desmedida. Desde este magazine vaya, entonces, un muy feliz día a los y las pediatras de Argentina.