Según la médica Lina Claudia Santos Hernández (Colombia), los médicos internistas han tenido un rol clave en el manejo de los pacientes con efectos post-COVID-19.
Durante estos largos meses de pandemia mucho se ha hablado sobre la falta de médicos internistas en varios países de América Latina. Colombia no es la excepción. En ese país hay cerca de 1,5 médicos por cada 1.000 habitantes. La cifra desciende notoriamente cuando se trata de profesionales especializados pues, según datos del Ministerio de Educación, serían 0,4 por cada 1.000 habitantes.
Sin embargo, en el mes de junio, se ha hecho público otro obstáculo para la atención de pacientes en ese país: la falta de recursos. La Asociación de Institutos Prestadores de Salud de Colombia (Unips) envío una carta al medio La República en la cual se declaró en emergencia por falta de capacidad para atender la demanda.
Según Jorge Alberto Toro, director ejecutivo de Unips, en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) y demás servicios hospitalarios se trabaja con una saturación del 150%.
Desde el 12 de junio, las cifras no bajan de los 570 decesos por jornada. Asimismo, el viernes 25 de junio, el Ministerio de Salud y Protección Social reportó 32.733 nuevos casos de COVID-19.
En este marco, y teniendo en cuenta que hoy es el Día del Médico Internista en Colombia, Océano Medicina dialogó con la médica Lina Claudia Santos Hernández, presidenta de la Sociedad Colombiana de Médicos Generales (SOCOMEG), sobre la importancia de esta especialidad en momentos críticos. También, sobre los desafíos de la medicina interna y las innovaciones que la han atravesado en los últimos meses.
-Nos encontramos en una situación muy difícil, ya que la vacunación lleva un ritmo lento. Además, muchas personas desisten de aplicarse las vacunas a causa de mitos y creencias regionales. Por otra parte, nos encontramos trabajando en un sistema de salud con problemas que se agravaron con la pandemia.
-Durante la pandemia, los médicos internistas han jugado un papel importante en la atención de pacientes con patologías crónicas que dejaron sus tratamientos por miedo de asistir a las consultas. A su vez, han tenido un rol clave en el manejo de los pacientes con efectos post-COVID-19 luego de que atravesaran su condición crítica.
-Sí, es uno de los pilares más importantes en la educación de sus pacientes y la intervención oportuna de factores prevenibles.
-Sí, el trabajo de telemedicina ha permitido que ciertas especialidades pudieran extenderse a zona rurales donde, por su ubicación geográfica, era muy difícil obtenerlas. También, gracias a la pandemia, se amplió el número de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y la educación de implementos.
-Poder lograr una intervención y diagnóstico de patologías de manera temprana, para así evitar el diagnóstico cuando ya las complicaciones son irreversibles y, en muchos casos, no recuperables.
La República.
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