Se celebra el Día Internacional de la Inmunología. El tema para este año es la necesidad de que la inmunología se involucre aún más con la salud pública. La experiencia ganada con la pandemia por COVID-19 permite acelerar el desarrollo de vacunas. Existe expectativa para dar con nuevas vacunas contra el cáncer.
Como sucede todos los años se conmemora el Día Internacional de la Inmunología. La efeméride resulta una excelente oportunidad para dejar aún más en claro cómo la mayor comprensión de la inmunología humana puede mejorar la salud pública. La Unión Internacional de Sociedades de Inmunología ha elegido este tópico en un momento caracterizado por el gran desarrollo de vacunas. Las vacunas dirigidas contra el cáncer están incluidas.
La pandemia por COVID-19 ha puesto en evidencia, una vez más, el rol que tiene la inmunización a la hora de salvar vidas. Pero, también ha catalizado distintas líneas de investigación destinadas a desarrollar nuevas vacunas. Algunas de ellas forman parte del arsenal de la inmunooncología. Esta rama de la inmunología viene en franco crecimiento y busca dar con nuevas estrategias que permitan, al propio sistema inmune, destruir tumores
Los intentos por tratar enfermedades malignas con vacunas no son nuevos. Ya en 1910. el Dr. William Cooley coleccionó éxitos y fracasos mediante la administración de algunas bacterias no viables en algunos pacientes. En una interesante revisión, publicada en la revista Cancers, se comenta que lo que se busca en la actualidad es desencadenar y amplificar las respuestas que tienen ciertos efectores, como por ejemplo los linfocitos T, sobre las células neoplásicas.
El éxito radica en el adecuado reconocimiento por parte del sistema inmune de antígenos asociados a tumores. Algo que sin dudas puede ser desafiante, ya que dichos antígenos muchas veces se encuentran también presentes en tejido normal. Lo comentado, desemboca no infrecuentemente en fenómenos de autoinmunidad y tolerancia en algunos estudios de laboratorio.
Como alternativa, en el último tiempo se ha puesto el foco en los denominados neoantígenos. Estos se caracterizan por expresarse solo en celulas tumorales y surgen a partir de diferentes mutaciones genéticas. Gracias al desarrollo de técnicas de secuenciación de gran escala ha sido factible identificar una gran cantidad de neoantígenos con potencial utilidad para generar vacunas.
El desarrollo de vacunas para el cáncer explora distintas plataformas. Algunas son celulares, virales, basadas en péptidos o en ácidos nucleicos. Pero la pandemia por COVID-19 ha especialmente facilitado un mayor conocimiento de estas últimas. “El despliegue masivo de vacunas de ARN mensajero (ARNm) nos ha permitido obtener una apreciación profunda de las respuestas inmunitarias, y los efectos adversos asociados, en corto tiempo”, dice Ziyang Xu, investigador de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
Pero en una revisión, publicada en Frontiers in Inmunology, el investigador también asegura que la popularidad lograda por las vacunas ARNm ha despertado gran interés en inmunooncología. “Los investigadores nos emocionamos al saber que las vacunas de ARNm no solo pueden provocar anticuerpos neutralizantes, claves en la protección contra la infección por SARS-CoV-2, sino también inducir respuestas de células T CD8+ que ayudan a vigilar y erradicar reservorios tumorales en pacientes con cáncer”, comenta Ziyang Xu, en la revisión. En el trabajo puede leerse que numerosas vacunas ARNm han avanzado en estudios clínicos. Cita, especialmente, algunos resultados iniciales en melanoma.
Algunas células tumorales tienen capacidad para modificar su microambiente y suprimir la respuesta del sistema inmune. Esto ha sido mencionado por la American Society of Clinical Oncology (ASCO), entre otras, como una de las dificultades actuales que enfrenta el desarrollo de vacunas. El empleo de adyuvantes con capacidad para potenciar la respuesta inmune en estas situaciones es un área de febril investigación.
Otros aspectos tienen que ver con la eficacia en tumores que superan cierto tamaño, o en aquellos que se encuentran en fases más avanzadas. Aquí, cada vez son más los ensayos clínicos que prueban vacunas administradas de manera concomitante con otros tratamientos. Preocupa también la pérdida fisiológica de la respuesta inmune asociada al envejecimiento.
El avance en el último tiempo ha sido notorio y el campo de investigación es amplio. Existen iniciativas para cánceres de: vejiga, neoplasias cerebrales, cánceres ginecológicos, o del aparato digestivo, entre otros.
Desde la ASCO recuerdan que, a partir de 2010 se encuentra disponible sipuleucel-T. Es una vacuna que ayuda al sistema inmunitario a destruir células en estadios avanzados del cáncer de próstata. “Ahora, algunos estudios tratan de establecer si puede ser de utilidad en fases más tempranas de la enfermedad”, comentan desde la sociedad.
Peterson C, Denlinger N, Yang Y. Recent Advances and Challenges in Cancer Immunotherapy. Cancers. 2022; 14(16):3972. https://doi.org/10.3390/cancers14163972
Xu Z and Fisher DE (2023) mRNA melanoma vaccine revolution spurred by the COVID-19 pandemic. Front. Immunol. 14:1155728. doi: 10.3389/fimmu.2023.1155728
Cancer.Net (ASCO)
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