Como ocurre todos los años, el 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer. Para este 2023, la efeméride instaurada por la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) propone que todos los pacientes puedan tener cuidados más justos. La entidad procura que se registren avances en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las patologías neoplásicas, preocupándole que gran parte de la población mundial no tenga acceso a ellos.

El llamado tiene repercusión en América Latina. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) se une a esta campaña y pide fortalecer acciones dirigidas a mejorar calidad de atención de estos pacientes. En la región, el cáncer constituye la segunda causa de morbimortalidad, y solo es superado por las enfermedades cardiovasculares.

Presente y futuro del cáncer en Latinoamérica

Según la OPS, durante 2020, alrededor de cuatro millones de personas recibieron un diagnóstico de cáncer en América Latina. Lamentablemente 1,4 millones de enfermos y enfermas fallecieron por ese motivo en ese mismo año. Las estadísticas, lejos de mejorar, vaticinan un incremento global en el reporte de casos en las dos décadas que siguen.

Para 2040, se estipula un aumento del 60% en la carga del cáncer en todo el planeta. Con la particularidad de que el mayor crecimiento e impacto se producirá en países de ingresos medios y bajos. En Latinoamérica se prevé que serán cerca de 6,2 millones de personas las que padezcan cáncer si no se toman medidas.

La inequidad en el acceso a la atención médica cuesta vidas. La UICC denuncia que, a nivel global, la supervivencia en el cáncer infantil supera el 80% en países con ingresos altos. Pero es solo del 20% en países con ingresos bajos.

Otro tanto ocurre con el cáncer de cuello uterino: más del 90% de las muertes se registran en países con ingresos bajos y medios. Por ejemplo, las tasas de mortalidad por esta neoplasia varían entre 2 muertes por 100.000 mujeres en Canadá y 19 muertes por 100.000 en Paraguay.

“Hoy en día, la realidad es que según quién sea y dónde se viva está la diferencia entre la vida y la muerte”, comentan en la UICC. Y mencionan a los ingresos, pero también a la educación y la discriminación -basada en la etnia, el género, la orientación sexual, la edad, discapacidad, o el estilo de vida- como factores que afectan de manera negativa a la atención sanitaria.”El objetivo es sencillo, igualdad sanitaria inmediata”, piden desde la UICC.

Igualdad sanitaria inmediata

Desde la OPS aseguran que el cáncer puede controlarse con la implementación de estrategias basadas en la evidencia. Para ello, piden mejorar en estos enfermos la prevención, el tamizaje, la detección temprana, el tratamiento y los cuidados paliativos. Además, recuerdan que alrededor de un tercio a la mitad de los casos de cáncer pueden prevenirse reduciendo la prevalencia de factores de riesgo conocidos. Para dicha tarea, en la región ven como necesaria una mayor injerencia de gobiernos, legislaciones, regulaciones y políticas fiscales.

La entidad se ha sumado a estrategias globales que buscan impactar en la desigualdades reinantes. Por ejemplo, en el cáncer de cuello uterino, las expectativas se depositan en la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH). Pero también en la detección y tratamiento temprano de la neoplasia.

Otra patología maligna prevalente en mujeres es el cáncer de mama. Durante 2020 existieron casi 500.000 casos nuevos en América Latina. Además, se registraron cerca de 100.000 muertes asociadas. De tener éxito un programa mundial, en la región se evitarían casi 480.000 muertes por cáncer de mama en los próximos 20 años. “Podemos crear un futuro sin cáncer y es el momento de actuar”, dicen en la OPS.

La UICC coincide en que un mejor futuro es posible. De ningún modo considera a la desigualdad en el abordaje del cáncer como algo inevitable.

Cree que los sistemas sanitarios siempre se pueden reinventar. Entre las medidas que propone se destacan: el refuerzo de la atención primaria, una mayor educación de la población en factores de riesgo y una mejor formación de los profesionales. “Quienes buscan tratamiento oncológico encuentran barreras a cada paso”, comenta la UICC. Pero agrega que “dichas barreras no son inamovibles”.