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¿Es la infección por Epstein Barr el factor desencadenante de la esclerosis múltiple?

Para varios especialistas en neurología afirmar tal conexión de forma unívoca resulta erróneo, e, incluso, apresurado.

Hace unas semanas, un estudio de la revista Science expresó que existía una vinculación entre la infección por el virus de Epstein Barr, causante de la mononucleosis, y el posterior desarrollo de la esclerosis múltiple (EM). Varios medios no especializados se hicieron eco de la noticia y señalaron que dicho virus era el causante unívoco de la EM. Frente a este escenario, especialistas en neurología manifestaron que afirmar tal conexión de forma taxativa resultaba erróneo. 

¿Qué sostiene el estudio con respecto a la esclerosis múltiple? 

La investigación se produjo a partir de muestras de suero sanguíneo de 10 millones de militares estadounidenses, monitoreados durante un período de 20 años. De ellos, 955 habían sido diagnosticados con EM. 

Luego de la infección por Epstein Barr, el riesgo de tener EM aumentó 32 veces, pero no lo hizo después de la infección con otros virus, incluido el citomegalovirus, transmitido de manera similar. 

Por otra parte, los niveles séricos de cadena ligera de neurofilamentos, un biomarcador de degeneración neuroaxonal, aumentaron tras la seroconversión de Epstein Barr. Sin embargo, el reporte aclara que la mayoría de las personas infectadas con este virus no desarrolla esclerosis múltiple comúnmente, por lo que no es factible demostrar directamente la relación causal entre la infección viral y la patología neurodegenerativa. 

Se concluyó que la infección por el virus de Epstein-Barr aumentaba, en gran medida, el riesgo de esclerosis múltiple subsiguiente y que precedía al desarrollo de esa enfermedad. 

¿Qué opinan los especialistas en neurología? 

En un comunicado, la Sociedad Española de Neurología (SEN) manifestó que, a pesar de que ya se conocía por estudios anteriores que la mononucleosis infecciosa era un factor de riesgo importante para desarrollar esclerosis múltiple, la alta prevalencia de seropositividad al virus de Epstein-Barr en la población general, y la frecuencia relativamente baja de incidencia de esclerosis múltiple, plantean un gran desafío para probar la causalidad directa entre el riesgo de desarrollar la enfermedad y la infección viral previa. 

En este sentido, el Dr. Miguel Ángel Llaneza, coordinador del grupo de estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología, comentó a Medscape que la forma en que los medios de comunicación plantearon tal conexión no es válida y genera que mucha gente piense que, al haber tenido mononucleosis, va a presentar indefectiblemente esclerosis múltiple. 

No obstante, “la mayoría de los pacientes que ha tenido la infección vírica nunca va a desarrollar la enfermedad neurodegenerativa. Por eso la difusión que se le ha hecho a esta nueva investigación es además de alarmista, muy reduccionista”. 

La cautela del doctor Llanesa parece apropiada porque ya se habían publicado varias investigaciones que relacionaban el virus de Epstein-Barr con la esclerosis múltiple e, incluso, con otras enfermedades autoinmunes, como el lupus, pero ninguno pudo demostrar certeza en un 100%. 

¿Cuál es el impacto de esta investigación para avanzar contra la esclerosis múltiple? 

Para el doctor Llanesa la investigación, recientemente publicada, resulta muy relevante porque incluye a un número importante de individuos a los que se les dio un seguimiento durante años. Además, expuso que pacientes con esclerosis múltiple eran seropositivos para el virus de Epstein-Barr. Es decir, que habían tenido contacto con él. Pero el problema radicó en que, debido a esta observación, la prensa concluyó que el virus era la causa directa de la EM, lo cual resulta simplista si se tiene en cuenta que el virus ha infectado a un 95% de la población general en algún momento de la vida y ese porcentaje no tiene esclerosis múltiple, una enfermedad que afecta a 1 de cada 1.000 personas. 

De esta forma, el especialista no niega que el virus de Epstein-Barr juegue un papel importante en el desencadenamiento de la enfermedad, pero aclara que, también, existen otras posibles causas. Por ejemplo, la predisposición genética del individuo. 

Factores que se han estudiado en relación con la EM 

En la búsqueda de la causa de la EM se han estudiado múltiples factores ambientales vinculados con ella, por ejemplo: 

  • La exposición a tóxicos. 
  • La obesidad en la infancia. 
  • El consumo de sal. 
  • Tabaquismo. 
  • La falta de vitamina D. 
  • Falta de exposición a la luz solar. 
  • Microbiota intestinal compuesta por algunos grupos bacterianos concretos, distintos a los perfiles bacterianos comunes del organismo. 

La esclerosis múltiple (EM) afecta a 2,8 millones de personas en todo el mundo y no cuenta con una cura definitiva. En la actualidad, el principal desafío de las y los investigadores es encontrar la causa que la produce por dos razones. Por un lado, para diseñar tratamientos específicos que la prevengan. Y, por otro, para producir medicamentos que actúen en las fases degenerativas de la enfermedad. 

 

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