Resulta central aprovechar la capacidad técnica del personal de enfermería y capitalizar la experiencia exitosa de algunas iniciativas previas.
Según el Consejo Internacional de Enfermeras, la enfermería de práctica avanzada promueve la aplicación directa de cuidados basados en una valoración integral del paciente y habilita al profesional a realizar diagnósticos diferenciales, gestionar casos o proporcionar intervenciones terapéuticas.
Aquellos y aquellas profesionales con conocimientos y destrezas para cumplir dicho rol ofician como guías clínicos para pacientes y colegas, fundamentalmente en el ámbito de la atención primaria de la salud.
El sistema de salud de México, en tanto, afronta desafíos crecientes, especialmente vinculados a patologías crónicas no transmisibles, que han incrementado sobremanera su impacto en las últimas décadas. También, carga con datos alarmantes acerca de muertes prevenibles o evitables por medio de intervenciones sanitarias.
Se registra un aumento en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, específicamente un 22% durante el período 2000-2017.
El “país azteca” ocupa el primer lugar mundial en hospitalizaciones por diabetes y amputaciones debidas a esta dolencia.
¿Podría el rol ampliado de la enfermería tener algún impacto positivo en las estadísticas mexicanas? Los expertos creen que sí.
Pero para su correcta implementación deben ser superados algunos obstáculos individuales, profesionales, institucionales y hasta gubernamentales.
En el sistema sanitario de México, se encuentran registrados 312.380 profesionales de la enfermería. Dicha cifra configura 2,4 por cada 1.000 habitantes. Un número considerado bajo en comparación con otros países.
Alrededor del 47% del personal tiene nivel de licenciatura o mayor, lo que se observa incluso en el primer nivel de atención sanitaria.
Esa cifra ha crecido de manera considerable en el último tiempo: en 2006 solo el 17,6% del personal de enfermería tenía ese nivel educativo.
A pesar de esto, el conocimiento acerca del rol de la esta ciencia de práctica avanzada y la posibilidad de desarrollarse en el área parecen ser muy limitados en este territorio.
Rosa Zárate, directora de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO), presentó recientemente en un foro los resultados de un estudio hecho en colaboración con expertos del Better Health Programme México.
El programa consiste en una iniciativa con fondos del Reino Unido, en el que colaboran ambos países y con el cual se busca impactar positivamente en el sistema de salud mexicano.
A continuación la facultad de medicina de México (UNAM) desarrolló una charla acerca del rol ampliado de enfermería que contó con la participación de varios expositores:
Además de las dificultades para encontrar a dónde adquirir competencias, la colaboración detectó en México -por medio de entrevistas a informantes en posición de dirección en enfermería- otros condicionantes, que exceden lo individual.
A nivel profesional, por ejemplo, identificaron resistencias del personal de este campo a ampliar las funciones que no se encuentren referidas en el contrato colectivo de trabajo (existe cierta oposición para el desarrollo de tareas consideradas reservadas para el personal médico).
También, la propensión al mantenimiento del statu quo por algunos sindicatos.
Según pudo revelar el estudio, además existen obstáculos institucionales vinculados, fundamentalmente, al tipo de organización jerárquica predominante en el sistema de salud.
La presencia de estructuras generalmente de índole vertical, en donde no prima el trabajo en equipo, atentan contra la implementación del rol ampliado de enfermería.
Por último, la escasa participación estatal -y el bajo desarrollo de políticas públicas que regulan, respaldan o asignan recursos a esta área- atentan contra la implementación del rol en México.
Desde hace un tiempo, la Secretaría de Salud del Gobierno de México ha venido trabajando en estrategias integrales para la implementación del rol ampliado en su país.
La institución considera vital potenciar la participación del personal de enfermería en la toma de decisiones clínicas en el primer nivel de atención.
Para ello, ha puesto en marcha el diseño de un marco normativo y algunos proyectos pilotos.
Para Claudia Leija, coordinadora de la Comisión Permanente de Enfermería de la citada secretaria, los retos presentes y futuros del sistema sanitario mexicano pueden enfrentarse con políticas integrales e integradoras que busquen fortalecer el primer nivel de atención. Considera necesario el impulso de cambios estructurales en la mencionada profesión.
Existen evidencias de experiencias exitosas en la instauración del rol ampliado de la enfermería en la atención primaria.
Un metaanálisis que incluyó 10.911 pacientes atendidos en ese ámbito determinó iguales o incluso mayores beneficios en algunos aspectos que aquellos programas liderados por médicos. Entre los resultados aparecen: una mayor satisfacción por parte del paciente y costos menores.
Otro estudio, realizado en el Reino Unido, determinó que la atención domiciliaria de pacientes por profesionales de enfermería avanzada fue igual de efectiva que la realizada por médicos generales.
En los Estados Unidos, un estudio incluyó a 1 millón de pacientes con diabetes o enfermedades cardiovasculares. Aquellos bajo cuidado de enfermeros y enfermeras tenían más probabilidad de tener un adecuado control de la glucemia o la presión arterial.
Para los informantes que participaron en el estudio del Better Health Programme México resulta central aprovechar la capacidad técnica del personal de enfermería mexicano y capitalizar la experiencia exitosa de algunas iniciativas previas.
La voluntad de las autoridades sanitarias mexicanas por delinear una estrategia nacional, la colaboración lograda y la puesta en marcha de algunas opciones formativas en el área generan buenas expectativas.
“Los retos sanitarios en México hacen necesario transitar el camino hacia el rol ampliado de la enfermería“, concluyó Leija.
Better Health Programme
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