Tatiana Alvarado es médica de un centro de atención primaria de la Provincia de Buenos Aires. Ha sido diagnosticada con COVID 19. En la nota, detalla cómo vive el aislamiento, cómo cree que será su vuelta al centro de salud donde trabaja y brinda recomendaciones para aquellos profesionales de salud que atraviesan su misma situación.
Tatiana Alvarado es médica. Trabaja en el centro de atención primaria (CIC) Santo Domingo, en Bernal, Provincia de Buenos Aires. Su labor cotidiana consiste en la atención general de adultos por demanda espontánea.
La zona en la que se encuentra ubicado el CIC Santo Domingo ha sido considerada foco de circulación comunitaria de COVID 19, por la cantidad de casos diagnosticados. De hecho, es aledaña a Villa Azul, barrio popular donde el Gobierno provincial montó el operativo sanitario más importante del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), por temor a la propagación masiva de coronavirus entre sus habitantes.
Desde hace 14 días Tatiana no puede asistir a su trabajo. De hecho, no puede salir de su habitación ya que lo que sospechaba que pasaría, finalmente ocurrió: se infectó de coronavirus y desarrolló la enfermedad COVID 19.
“Yo me imaginaba que tarde o temprano iba a pasar, especialmente teniendo en cuenta los escasos recursos con los que contamos los profesionales de la salud a la hora de atender casos sospechosos”, expresa.
Además, subraya que el personal sanitario está expuesto a “atender en espacios reducidos donde resulta difícil mantener la distancia, con barbijos que permiten perfectamente el pasaje de partículas, con máscaras que conseguimos gracias a donaciones, con vestimenta que no llega a cubrir la totalidad de nuestro cuerpo”.
El hecho de ser joven y no tener enfermedades preexistentes le permitió afrontar la afección con calma, pero le preocupaba su pareja. “Él es asmático, y mi prioridad fue siempre que no se contagie. Ya van 14 días y permanece asintomático, así que creo que todos los recaudos han dado su fruto”, detalla.
Depende de los resultados de mis tests y del alta de la ART. Me prometieron que iba a ser dinámico, ojalá así sea.
Primero emotivo. Tengo la fortuna de tener compañeros que son amigos y casi familia, los extraño mucho. Pero todo tiene su “lado b”, y presiento que voy a volver sin que haya cambiado realmente nada. Dudo que por un contagio nos brinden materiales de calidad y apropiados a nuestras necesidades reales. Y me reintegraría en un momento complicado para la zona en la que trabajo.
Por lo pronto, a mi regreso me espera el mameluco hidrorrepelente que encargué y un barbijo más que adecuado que me regaló un paciente con muchísimo amor. Un pequeño consuelo ante tanto abandono.
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Lucio Ponzoni. Doctor en Ciencia de los Materiales e Ingeniero Mecánico. Investigador Principal de la Comisión Nacional de Energía Atómica- Docente de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
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